Psicología Infantil

¿Cuándo los niños necesitan ir a un psicólogo?

En ocasiones nos damos cuenta de que nuestro hijo o hija ha cambiado, está más nervioso que de costumbre, tiene dificultades para dormir, no juega con otros niños, está más irritable…son aspectos que nos han de alertar para estar pendientes de esos pequeños cambios que nos pueden estar indicando que nuestro hijo necesita ayuda. Además, los niños conviven en su día a día con diferentes profesionales que pueden ayudarnos a detectar estas pequeñas señales de alerta, como son los profesores, los pedagogos, el pediatra…

 

Hay que tener en cuenta también las autoverbalizaciones de los niños, nos pueden pedir ayuda al tener problemas o dificultades en el colegio, con los compañeros, por algún suceso complicado…

 

Las siguientes situaciones nos podrían alertar de cuando nuestro hijo o hija necesita ayuda de un profesional:

  •  Cuando aparecen conductas que no son propias para la edad del niño ni acordes a su patrón cultural
  • Cuando el niño no alcanza los hitos esperados para su edad
  • Cuando el niño presenta problemas para aprender o para relacionarse
  • Para pedir orientación sobre cambio importantes

¿Qué se aborda desde la psicología infantil?

Los problemas más comunes que tratamos desde el área de psicología infantil son los siguientes:

Problemas en la relación con los demás

En ocasiones los niños tienen dificultades para relacionarse con sus iguales, no tienen muchos amigos en el colegio, se muestran tímidos y retraídos. Muchas veces sufren y tienen sentimientos negativos hacia sí mismos por no ser buenos socialmente. En muchas ocasiones no han desarrollado las habilidades sociales necesarias para relacionarse con sus compañeros y amigos. Estas habilidades se pueden entrenar y se puede trabajar la autoestima y la autoconfianza del niño estimulando sus competencias sociales y su expresión emocional. 

Problemas escolares

Muchos niños presentan dificultades a la hora de seguir el ritmo de aprendizaje pautado, ya sea por la presencia dificultades de aprendizaje, factores madurativos o falta de motivación, lo que se traduce en un bajo rendimiento académico.   A veces necesitan una atención más especializada para mejorar su rendimiento académico, como técnicas de estudio, organización del tiempo,  entrenamiento atencional, de la concentración y de la memoria. Así como técnicas de control de la ansiedad ante los exámenes.

 

Además, podemos destacar otras dificultades en el ámbito escolar que pueden afectar al niño y a su rendimiento académico, como problemas de relaciones personales, acoso escolar, problemas afectivos y emocionales.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad

El TDAH es un conjunto complejo de manifestaciones que se agrupan en tres áreas como son la falta de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Se trata de un patrón estable en el que aparecen las siguientes manifestaciones:

Desatención

 

El niño muestra falta de atención en las tareas escolares y en las actividades lúdicas, lo que le puede conducir a errores y a ser descuidado en la realización de la tarea. Parece no escuchar cuando se le habla directamente, tiene dificultades en la organización de tareas, suele dejar las actividades a la mitad, es reacio a dedicarse a tareas que suponen un esfuerzo mental sostenido, es olvidadizo y extravía objetos personales y tiende a distraerse con estímulos irrelevantes.

Hiperactividad

El niño a menudo se mueve en exceso, parece “estar en marcha” continuamente y habla en exceso. Esta inquietud motora se hace más evidente en situaciones que requieren permanecer quieto que las que implican movimiento, como estar sentado en clase.

 

Impulsividad

La impulsividad consiste en un déficit en la capacidad de inhibir conductas, el niño se muestra incapaz de refrenarse, de controlar su conducta y de demorar las gratificaciones. Se observa que el niño a menudo precipita respuestas antes de haber completado las preguntas, se entromete en actividades de otros e interrumpe.

 

Estas dificultades tienen que aparecer en al menos dos situaciones, como en el colegio y en casa. Se trata de un trastorno con múltiples facetas y es frecuente la aparición de otros problemas asociados como complicaciones a nivel académico, social y emocional.

Afecta en torno al 5% de los niños en edad escolar, que con un tratamiento adecuado pueden mejorar sus dificultades y aliviar su malestar. 

Problemas de conducta

Los problemas de conducta como la impulsividad, la agresividad o la falta de autocontrol pueden ocasionar una forma de comportamiento negativista, hostil, desafiante, provocador y subversivo, claramente fuera de los límites normales para la edad y el contexto sociocultural del niño. Los niños con problemas de conducta, con frecuencia se oponen a las peticiones o reglas, molestan intencionadamente, se sienten enfadados y resentidos, fácilmente se irritan con los demás y les culpabilizan de sus errores y dificultades. Habitualmente muestran una baja tolerancia a la frustración y rápidamente pierden el control.

Estas características producen alteraciones en el contexto familiar, emocional, escolar y social del niño, siendo necesaria una intervención en cuanto se detectan las primeras dificultades. 

 

Problemas de alimentación 

La nutrición es una de las funciones necesarias del ser vivo para la supervivencia. La alimentación consiste en la incorporación al organismo de los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del mismo. La alimentación del niño va ir adaptándose a su  evolución y crecimiento, ajustando sus necesidades nutricionales en función de su edad.

 

El niño deberá adquirir unos hábitos de alimentación saludables que le permitan un óptimo desarrollo tanto físico como mental. Sin embargo, hoy en día cada vez es más frecuente observar hábitos disfuncionales, muchas veces provocados por el estresante ritmo de vida, la falta de atención sobre esta actividad, la comida rápida y rica en grasas saturadas…que pueden dar lugar a diferentes problemas de alimentación en los niños. 

  • Negación y rechazo de alimentos: el niño come poco o come solo determinados alimentos, lo que produce una pérdida de peso significativa
  • Vómitos: son muy frecuentes en la infancia. El niño puede regurgitar la comida a la boca y volverla a masticar o  vomitarla.
  • Trastornos alimentarios: obesidad, anorexia y bulimia, que aparecen cada vez a edades más tempranas. La imagen corporal empieza a desarrollarse en torno a los 10 años, si se produce un gran desajuste entre su autoimagen y el patrón social de imagen corporal aceptada, pueden aparecer estos trastornos graves de la alimentación. 

Falta de control de esfínteres

 

Encopresis

Se estima que el 1% de la población infantil presenta encopresis. Suele ser más frecuente en niños que en niñas. Se caracteriza por la presencia de deposiciones de heces reiteradas en sitios o lugares inadecuados, como puede ser la ropa o el suelo. En ocasiones se produce de forma involuntaria relacionándose con un problema del control del esfínter, pero también puede producirse de forma intencionada relacionándose en este caso con problemas de conducta o ansiedad. Se debe producir al menos un episodio al mes durante un periodo de más de tres meses y el niño debe tener una edad de 4 años.

 

Enuresis

Este problema es uno de los más frecuentes en los niños, aparece en el 7% de los niños  y el 3% de las niñas de cinco años. Puede prolongarse en el tiempo y presentar incluso a los 10 años. Consiste en emisiones repetidas de orina en sitios inapropiados como en la cama o en las ropas, que pueden ser voluntarias o no intencionadas. Es más usual que ocurra durante la noche, pero también pude producirse por el día. Suele estar asociado a resistencia a usar el baño o como manifestación de problemas emocionales más intensos. Los episodios de incontinencia  deben ocurrir al menos dos veces por semana durante un periodo de tres meses y el niño debe tener una edad de 5 años. 

 

Es habitual que aparezcan diversos problemas asociados como dormir fuera de cada, salir de excusión, dificultades en las relaciones sociales o problemas emocionales. 

Dificultades para dormir

La mayoría de los niños presentan en algún momento alguna dificultad o problema para dormir, siendo los trastornos del sueño muy frecuentes en niños y en función de la edad se presentan típicamente diferentes problemas, así durante el primer año de vida los niños suelen tener dificultades para dormir durante la noche, durante el segundo año de vida las dificultades se centran en que el niño no quiere irse a dormir y la aparición de pesadillas. El niño de 3-5 años se niega a ir a dormir, se despierta por la noche y aparecen pesadillas. 

Insomnio

Dificultad para iniciar o mantener el sueño o que éste no sea reparador. Puede estar relacionado con una deficiente adquisición del hábito del sueño, con problemas de ansiedad y miedos, pero también con cambios en los hábitos del niño y cambios vitales.

 

Pesadillas y terrores nocturnos

 

Las pesadillas son muy frecuentes en los niños entre los 3 y 6 años. Suelen ser sueños largos y elaborados que producen terror. El niño se suele despertar asustado y es capaz de relatar el sueño con detalles. Los terrores nocturnos son episodios de temor durante la noche muy llamativos, el niño presenta expresión de miedo y llanto brusco, resulta muy difícil despertarlo y si se consigue se encontrará confuso y desorientado. Normalmente al día siguiente no tendrá recuerdo de lo sucedido. Aparecen típicamente sobre los 2-3 años de edad. 

Trastornos emocionales

Ansiedad

Los niños, al igual que los adultos, pueden sufrir ansiedad. Ésta se puede manifestar como una preocupación excesiva y no realista que aparece ante diversas situaciones. Así pueden presentar ansiedad anticipatoria ante acontecimientos futuros, por el cumplimiento de obligaciones, por su nivel de competencia en diferentes actividades o por la opinión que los demás tienen de ellos mismos. 

 

También puede aparecer una elevada ansiedad cuando el niño se separa de forma real o cuando  anticipa la separación de las personas que le cuidan y de su hogar. La ansiedad puede aparecer como preocupación injustificada a posibles daños, a separarse por un acontecimiento adverso, rechazo a asistir a la escuela o irse a la cama sin compañía, o a estar solo, pesadillas repetidas y manifestaciones somáticas, dolor abdominal, llanto, rabietas, tristeza…

Miedos y fobias

Los miedos y las fobias son problemas muy comunes en los niños. El miedo forma parte del desarrollo normal del niño, siendo los miedos infantiles pasajeros, temporales, relacionados con las etapas evolutivas y facilitan el desarrollo de habilidades de afrontamiento. Así es habitual que a los 2 años aparezca el miedo a la oscuridad, a los 6 años el miedo a quedarse solo, a los 9 años miedo al fracaso y al ridículo. A partir de los 12 años aparece el miedo al juicio de los demás. En la adolescencia predomina el miedo a las relaciones interpresonales y la propia imagen. Cuando nos referimos a las fobias, hablamos de un miedo extremo, desproporcionado, irracional, con respuestas de evitación al estímulo o situación temida, y que interfieren negativamente en las actividades del niño. Las fobias más habituales son fobia escolar, fobia social, agorafobia y fobias específicas.

Las fobias, sin una intervención adecuada pueden cronificarse y manifestarse en la edad adulta.

Depresión infantil

La depresión aparece también en la población infantil, produciendo un cambio en el comportamiento habitual del niño. Generalmente se manifiesta con un estado de ánimo bajo con muestras de tristeza y pesimismo, llanto fácil, pérdida del interés por las actividades que antes le gustaban, sentimientos negativos hacia sí mismo, alteraciones del sueño, cambios en el rendimiento escolar, menor interés en las relaciones sociales, cambios en el peso y apetito y quejas somáticas. En ocasiones el síntoma más señalado es la irritabilidad, una gran sensibilidad y cambios de humor.